Diario de Altavista: martes 20

MARTES 20

- FALDA EVASE

- FALDA CAPA ENTERA Y ½ CAPA

- FALDA CON TABLON DELANTERO ENCONTRADO

- TRASPASO DE PINZAS, DE VERTICAL A HORIZONTAL.

Llegue a Juárez casi con lo puesto, sabía que gran parte de los habitantes de ésta ciudad pervive gracias a las segundas por lo tanto las maletas venían cargadas de libros de moda, de diseñadores, historia del traje, dibujos técnicos, figurines etc………… y muy poca ropa. Haciendo recuento de todo lo que he comprado o me han regalado… creo que voy a tener que comprar una maleta. He comprado incluso una máquina de cose SINGER por 850 pesos, unos 50 euros que mi madre me dio para que me tomara unas coronitas con Antonio y Citlali. Gracias madre !!!!!! Mañana vamos a hacer una incursión por las segundas del centro, todavía tengo que comprar dos chamarras vaqueras, un sombrero de Tejano, gargantilla y pendientes de plata, una grabadora y la maleta con ruedas. Hace mucho que no nos damos un respiro, parece que la Fronchi solo tiene dos opciones: De casa al trabajo y del trabajo a casa.

Citlali me regalo algo que yo voy a regalar a un escultor y amigo Cecilio, no lo he podido conseguir de otra manera, es un alacrán ( 30 cm de alto, 20 cm de alto ) de alambre moldeado a mano por otro desconocido y anónimo escultor en condiciones muy distintas.

Cecilio Mahillo nace y vive hace unos 55 años en un pueblo al norte de Cáceres ( Extremadura ) llamado Ahigal. Su padre fue herrero de ahí que aprendiera el oficio de la forja, manipulación y soldadura de los hierros. No puedo determinar la fecha en que empezó a formar o fraguar esculturas, pero todas marcan un lapso de tiempo en su vida. Algunas rezan de cuando emigro a trabajar en la Costa Brava ( Noroeste de España) en la hostelería, luego regento su propio negocio en el pueblo un bar llamado ‘’El Galeón’’, pero lo alquiló para dedicarse a lo que más le gusta, cultivar la tierra- autoabastecimiento de alimentos- sacar adelante a su familia y a fundar y fundir el hierro ( su eterno aliado ), concebir hermosas beldades y a veces delirantes esculturas.

Hay hombres que continuamente intentan cruzar la frontera desde Juárez a los Estados Unidos por que creen que allí encontraran una vida mejor. Vienen de muy lejos, en muchas ocasiones del sur de México y tienen que subir provistos de una cantidad importante de dinero ( todos sus ahorros ) para pagar como mínimo el camión ( autobús de largas distancias )hasta que llegan a Juárez después de unas cuantas jornadas. Dinero para comer y dinero para pagar a los “coyotes” o “polleros” así nombrados obedeciendo a la ubicación de la frontera.

Los Coyotes y Polleros son braceros que ayudan a cruzar el Río Bravo a nado ( de ahí braceros -de brazo-) y les cobran a los indocumentados el alojamiento y la comida hasta la noche que ellos consideran que es la apropiada para cruzar al otro lado , no sabemos que criterio siguen, puede ser por la vigilancia, los claros de luna o cualquier otro acechante peligro. El caso es que se gastan casi toda la lana pero siempre tienen que guardar 300 pesos por si las autoridades de inmigración los alcanzan en la frontera, multa que hay que pagar por evadirse de la ley y eso fue lo que le sucedió a este hombre a éste segundo escultor.

Había llegado hasta la frontera desde Durango ( del Sur )lo descubrieron y deportaron. Abonó la multa y lo aventaron ( llevaron )a Juárez por esto de dejarlo en un sitio seguro. Y así fue como llegó vendiendo en SERESO ( en el centro de la ciudad) la tienda de la familia de Citlali, unos preciosos alacranes trenzados con alambre y como única herramienta sus propias manos, los viejos filamentos ferrosos los había encontrado por el camino. Vendía sus piezas para coger un camión que lo devolviera a su tierra, tal era su pobreza. Cada alacran costaba 30 pesos, ni dos euros, Citlali le compró dos ¡QUE POCO DINERO PARA TAN BELLA OBRA!!!

Pero él no vendía obra, buscaba soluciones y utilizó el arte para sobrevivir, tan valientemente que iba a regresar a su ciudad sin ni siquiera haber paladeado el destierro, pues nunca llego a pisar el otro margen del Río Bravo, la anhelada orilla y el sueño más codiciado para algunos Mexicanos.

Se lo voy a regalar a Cecilio por que cuenta con aproximadamente 100 agraciadas piezas que no quiere vender ( a pesar de tener adinerados compradores ) arguye que todas forman parte de su existencia igual que un padre no vende a sus hijos.